Cómo sobrevivir a un descanso triatlético

Con dificultad, para qué nos vamos a engañar.

Después de poco más de 10 años enganchada a este deporte, el cuerpo me pedía un descanso. Y es que hayas estado más o menos involucrada en esto, el cuerpo envía señales, y siempre hay que escucharlas. En mi caso he rozado la obsesión por entrenar, por no perderme ni un día de series, de volumen, de fuerza, en aras de llenar vacíos y de no sentirme mal por no hacerlo.

Forma parte de la evolución humana, las etapas en la vida, los ciclos. No obstante, no había experimentado nunca esa sensación de estar a la deriva, de desorientación, de síndrome de abstinencia!!!

El hipocampo hacía sus funciones, y mi desorientación e irritabilidad campaban a sus anchas. Jamás pensé que me costaría tanto no seguir con ese ritmo de entrenamientos, trabajo y competición. Ahí me dí cuenta de cuán adicta era.

Y esto es lo que tanto engancha: los retos en sí, el ambiente, el previo a la competición, los rituales, la adrenalina, las endorfinas, los entrenos interminables, los tetris en las maletas de bici, los viajes, los paisajes, picarte con los compis, conocer tus límites, etc, etc, etc… <3

        –> Mi

     –> De mis  

 

A día de hoy llevo 9 meses sin competir, y lo que siento ahora mismo es tranquilidad, mejor gestión de mi vida, y destino mi tiempo libre a otras actividades deportivas menos exigentes. Aprendo nuevas actividades, bailo, patino, hago paddle surf, practico técnicas de relajación (yoga y meditación), y por qué no, sigo corriendo y pedaleando, eso sí, a un ritmo más llevadero.

Digamos que he encontrado mi BIORITMO. Al menos por un tiempo, he desconectado la mente de tantas auto exigencias, y me dedico el tiempo para hacer lo que me apetece en cada momento.

Desde hace unos meses me he motivado y volcado un poquito más en el trabajo de fuerza física. Para seguir luciendo palmito durante mucho tiempo más, hay que cuidarse, seguir tonificando y trabajando musculatura, y como no alimentarse de la mejor manera posible, campo en el que estoy aprendiendo muchísimo, y así lo enseño a través de RONUTRYFITNESS, un proyecto moldeado en este tiempo y con muy buena acogida.

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Pero de poco sirve un cuerpo atlético y una buena alimentación si no van acompañados de una mente sana. Y esto es lo que más he trabajado durante estos meses de desconexión. Meditación, hipopresivos y demás respiraciones yóguicas, lectura, escritura, y procurarme bienestar.

Entenderte y escucharte, saber el por qué de las cosas, de las situaciones y reacciones, desinstalar programas obsoletos e instalar otros más acordes a las necesidades y deseos actuales. En definitiva, intentar trabajar el subconsciente, esto es lo que proporciona más tranquilidad y una nueva visión de la vida. Eso sí, no es nada fácil, tan acostumbrados que estamos a arraigadas creencias, maneras de actuar y pensar, fijarnos en los detalles y no en el global, dejarnos arrastrar por malos juicios, etc.

Y cuando empiezas a experimentar cambios reales lo ves todo desde otra perspectiva, y a veces recuerdas aquella época como una espectadora, siendo plenamente consciente de ello, y con una sonrisa. Nunca se deja de aprender, incluso de nosotros mismos, sólo hace falta escucharse y dedicarse tiempo.