Tríada en la mujer deportista

El incremento en el número de mujeres que participan en deportes de competición ha supuesto la aparición de trastornos relacionados con la imagen corporal y el peso. Las consecuencias de estos trastornos son el aumento de la morbimortalidad de las atletas, tales como alteraciones endocrinas, óseas, cardiovasculares, etc., y un descenso del rendimiento deportivo.

Estos trastornos pueden darse en cualquier mujer deportista de alta competición o no. En este sentido, la triada se describe como la presencia conjunta de alteraciones en la alimentación, amenorrea y pérdida de la masa ósea.

Por desgracia es dificil de diagnosticar, pues los primeros síntomas no suelen ser comunicados por las mismas deportistas, es más, suelen ignorarlos e incluso ocultarlos.

Existen unos factores que pueden aumentar el riesgo de padecer triada:

  • Estar bajo presión familiar/social por el propio deporte que se practica.
  • Estar en período de adolescencia.
  • Tener baja autoestima y seguridad, perfeccionismo, excesivo afán de superación deportiva, social o familiar.
  • La práctica de deportes tales como: danza, gimnasia rítmica, patinaje, natación, levantamiento de peso, ultrafondo, ciclismo, triatlón, esquí de fondo.

En cuanto a las alteraciones alimentarias, son más frecuentes en mujeres que en hombres, aunque se pueden dar en ambos casos.  Estas alteraciones son cada vez más frecuentes porque hay mayor presión social y el canon de belleza e imagen corporal también en el deporte es importante. Cabe decir que cuanta menos formación e información tiene el deportista y/o sus entrenadores en el ámbito de la nutrición, más posibilidad habrá de que esos deportistas sufran alteraciones alimentarias.

El ejercicio intenso puede provocar retraso en la aparición de la menstruación, anovulación (no se ovula), deficiencia de la fase lútea (déficit de progesterona) y amenorrea (no tener ciclos menstruales). Para que os hagáis una idea, la ausencia de menstruación se da entre el 3,4 y el 50% de las deportistas de competición, frente al 2,5% de la población femenina en general. Este sería el síntoma más fácil de reconocer.

El sistema reproductor femenino se altera frente a agresiones externas de tipo físico, psíquico o nutricional; son las amenorreas hipotalámicas, principal causa de la amenorrea secundaria (ausencia de 3 a 6 meses/ciclos). Otras causas pueden ser la anorexia, la pérdida de peso y el ejercicio intenso. Desgraciadamente, se cree que la ausencia de menstruación es una adaptación fisiológica frente al entrenamiento intenso, pero la realidad es otra, pues provoca: disminución de la grasa corporal, altera las hormonas reproductivas, menor disponibilidad energética, alteraciones cardiovasculares, pérdida de masa ósea y trastornos de la termorregulación.  Por este motivo es muy importante detectarlo a tiempo, para evitar problemas graves de salud.

En cuanto a la alteración de la masa ósea (DMO), primero decir que el ejercicio en sí, tiende a estimular la formación de hueso, ya que todo hueso sometido a un carga responde con formación celular. Por esto, las zonas expuestas a mayor carga muscular tendrán más densidad ósea. Por otro lado, los estrógenos son imprescindibles, junto con el calcio, para que se deposite tejido óseo. Así cuando el ejercicio provoca amenorrea, se pierde el efecto protector de los estrógenos sobre el hueso, haciendo a las mujeres más vulnerables a las pérdidas de calcio.

Las causas de las alteraciones de la DMO serán pues la falta de calcio, bajo aporte de energía, proteínas y lípidos, y tener un peso bajo.  Esto puede provocar osteopenia (falta de producción de estrógenos, referente a la tríada, y signo de envejecimiento en el resto), que se da en el 22-50% de las mujeres, y también osteoporosis (enfermedad ósea: disminución del tejido óseo) de un 0-13%.

Estas alteraciones en la masa ósea pueden, a su vez, provocar las «famosas» fracturas por estrés.

Prevención de la tríada

Conviene tener unos buenos hábitos alimentarios, desmitificar que la creencia del peso ideal para la competición coincide con el peso saludable, reducir la intensidad física en un 10-20%, alertarse cuando no se tenga la menstruación, y no obsesionarse ni con el peso ni con el entrenamiento.

El deporte está para disfrutarlo, y tanto los que pueden vivir de él como los que no, deben saber qué pautas seguir para alargar su vida deportiva al máximo!!