Qué lástima que no podamos parar el tiempo y, más que pararlo, que envejezcamos tan rápido…
Una típica frase como: señora, tiene hora?, alertan de que nuestra pubertad ya hace la fríolera de 20 años que pasó…que ya no somos los veinteañeros que siempre creemos ser :'(
Qué podemos hacer? inflarnos de votox? convertirnos en esclavos del bisturí? inyectarnos ácido hialurónico? sesiones de radiofrecuencia facial? mmm…pues va a ser que no, más que nada porque ni vivimos de nuestra imagen, ni nos pagan por ello, ni tenemos contratos multimillonarios que avalen ese despilfarro.
De un modo más psicológico, algunos idealizan la juventud para negar la madurez, síntoma que por ende deja entrever una baja autoestima e inseguridad. Arma de doble filo, pues el refugio hedonista de lo infantil supone una difícil adaptación a la adultez. Muestras de egocentrismo, miedo al compromiso y baja tolerancia a la frustación, que hace que la persona se sienta contínuamente insatisfecha y dependiente.
Y como va a haber un Peter Pan sin Wendy? abnegada figura que adopta las responsabilidades que el otro evita, y con necesidad absoluta de satisfacerlo y cuidarlo. Antaño excluida y desprotegida, compensa esta falta asumiendo un rol que no le corresponde.
Hay que aprender a saber decir «no», a tomar las riendas de tu vida y a vivirla como quieras. Que aunque los años vayan pasando y no podamos detener el tiempo, nos queden siempre fuerzas para sonreír, amar y hacer lo que más nos guste, aún con alguna arruguita de más ;P
Y si aún así hubiera alguien que sigue temiendo a la vejez, le invito a que se lea el libro: Veinte casos que hacen pensar en la reencarnación.
Ahí lo dejo, para hacer una reflexión…