Si observaras con mis ojos,
escucharas con mis oídos,
sintieras con mi piel
y razonaras con mi mente,
entonces entenderías lo que siento.
No es más que una aproximación sensorial a aquello que llamamos empatía. Y no es algo que puedas escoger, lo sientes o no lo sientes, forma parte de tu personalidad o no, lo puedes desarrollar o no. Muchas veces puedes pensar que el hecho de ponerte en el lugar del otro es sinónimo de pasar pena y que quien no lo siente es mucho más feliz. En realidad no, pues es un arma muy poderosa para entender reacciones y situaciones. Profundizar es conocer, es conocerse mejor y conocer al otro.
Pero ojo, no es sumisión, no es dejar de hacer cosas por no herir a los demás, sino una retroalimentación sana, un buen entendimiento. Las convivencias serían mucho más llevaderas, las relaciones duraderas, y verdaderas; se torna todo más auténtico. Ojo, es una opinión muy personal que quiero plasmar, y aclarar que una opinión es sólo eso, y no la verdad absoluta.
Es directamente proporcional al grado de afección; cuanto mayor es el vínculo afectivo, mayor es la empatía. Esto parece lógico, sin embargo, la otra cara de la moneda se llama apego. Entonces es necesario disociar.
Así pues, no es sólo una capacidad o habilidad cognitiva, sino más emocional.
Empatía – apego = desarrollo de la conciencia del yo 😛
Y sí, hoy estoy filósofa :))))))))))))))))))))))))))