El caldo de huesos es un complemento alimenticio super recomendable y necesario, no sólo por su aporte en colágeno y proteína completa, sino en aminoácidos esenciales y no esenciales.
Sobretodo GLICINA, que está relacionada con la reparación de lesiones físicas y con menor incidencia de patologías neurodegenerativas.
Se ha demostrado que la suplementación con glicina ayuda a reducir la progresión de la artrosis. Un estudio publicado en la revista Journal of Ethnopharmacology lo confirma.
También mejora la calidad del sueño. Incluso puede ejercer un efecto sinérgico con otros suplementos como la melatonina y el triptófano. Ambos mejoran el funcionamiento de los ritmos circadianos.
La glicina estimula la producción de colágeno, por eso es tan importante, y más a medida que vamos cumpliendo años.
Se ha de revisar también la dieta actual para determinar el consumo total de proteínas y de colágeno, además de los minerales que necesitamos a diario.
Hay que tener en cuenta que el caldo de huesos ha de provenir de animales de pastos naturales, y que esté libre de antibióticos y hormonas.
Yo solía hacerme el caldo de huesos, compraba los huesos de reses a un ganadero ecológico. Pero es tan laborioso y requiere tantas horas la cocción, que desistí, y ahora lo tomo en polvo, como si fuera la proteína de guisante 😛
ESTA ES LA QUE YO TOMO SIEMPRE, Y TAMBIÉN RECOMIENDO, POR SU PUREZA Y ORIGEN.
En verano añado 1 cucharada a las cremas fría de verduras (cuesta un poco de disolver, así que insiste en dar vueltas con la cuchara).
En invierno añado 1 cucharada a las cremas de verduras calentitas, o a la sopa de miso.