El entrenamiento en suspensión fue creado por las fuerzas especiales de combate estadounidenses, como necesidad para mantener su forma física durante las misiones, pues no disponían de equipo ni espacio suficientes. El primer prototipo lo crearon con un arnés casero hecho de tela de paracaídas y de un viejo cinturón de karate. Posteriormente el «invento» fue desarrollado por Fitness Anywhere.
Ha ido evolucionando hasta lo que muchos de nosotros conocemos hoy en día, comercializado por marcas como AeroSling o TRX (con alguna pequeña diferencia entre ellos), y está presente en muchos gimnasios.
Fuera de salas de entreno, es una herramienta perfecta para utilizar al aire libre, con un poquito de imaginación !!
Este tipo de entrenamiento se fundamenta en utilizar de forma efectiva el peso de tu cuerpo como resistencia. Los arneses o anclajes pueden fijarse a la pared, a una puerta o a cualquier elemento con la altura necesaria (àrbol, barandilla, barra). La clave está en aprovechar la fuerza del cuerpo y la de la gravedad, para trabajar los grupos musculares. Se pueden realizar muchísimos ejercicios para tren superior e inferior.
Cada persona realizará un esfuerzo proporcional a su complexión física, y es importante saber que NO podemos practicarlo de buenas a primeras, el entrenamiento debe ser gradual hasta adquirir la fuerza muscular necesaria. Y es recomendable realizar las primeras sesiones guiadas por un entrenador personal cualificado y conocedor de este tipo de entrenamiento (considerado avanzado), para una correcta ejecución de los ejercicios.
Puede aplicarse como herramienta para mejorar la condición física en general, y más en concreto para mejorar el rendimiento de un deporte, aplicando ejercicios específicos para éste.
Los beneficios del entrenamiento en suspensión se traducen pues en una mejora del rendimiento deportivo, desarrollando:
– Fuerza: realizando contracción isotónica o isométrica.
– Resistencia: con el peso del propio cuerpo.
– Potencia: se pueden añadir saltos en la ejecución del ejercicio.
– Flexibilidad.
– Coordinación: combinación de ejercicios. Mejora de la coordinación intramuscular.
– Estabilidad de la zona abdominal (CORE).
– Equilibrio: trabajo propioceptivo.
Si no lo has probado, a qué esperas?!? 🙂